Una sepultura del Neolítico desvela que los primeros signos de ocupación humana en el promontorio rocoso que domina el río Maine datan de 4000 años antes de nuestra era. El territorio fue ocupado después por los galos y más tarde por los romanos. En la época romana (siglos X-XII) se edifica un gran palacio condal del que solo quedan los muros de la gran sala, la sala de las estufas y la pequeña capilla de San Laud.
La fortaleza se construye a partir de 1230 bajo la regencia de Blanca de Castilla y su joven hijo San Luis. Las murallas de pizarra y piedra caliza, con casi medio kilómetro de largo y 17 torres, tienen una clara función defensiva.
A finales del siglo XVI, para adaptar la fortaleza a los progresos de la artillería, en particular la aparición del cañón, las torres pierden unos veinte metros y sus tejados cónicos, confiriendo al castillo su silueta actual.
Los duques de Anjou pasan temporadas en la fortaleza durante los siglos XIV y XV. Príncipes fastuosos, próximos al rey de Francia, estos duques son constructores y grandes amantes del arte.
Luis I de Anjou moderniza el palacio condal, Luis II construye la capilla y el rey René edifica la residencia real (1435-1440) y el castillete (1450) que cierra el conjunto del patio señorial de manera ostentosa.
En esta época se diseminan por los jardines arquitecturas ligeras y un extraordinario zoológico con animales domésticos y exóticos.
Asimismo, Luis I de Anjou manda tejer en 1375 el tapiz del Apocalipsis. De sus 140 metros originales, solo se han conservado y expuesto al público un centenar. El tapiz ilustra el texto de San Juan, último libro de la Biblia.
Refleja asimismo la desazón de finales del siglo XIV, punto culminante de la Guerra de los Cien Años. Realizado en un periodo de gran efervescencia cultural, con excepcionales medios financieros y técnicos, revela el talento del maestro cartonero Jean de Bruges, pintor del rey.
El tapiz del Apocalipsis se exhibe en una galería especialmente diseñada y totalmente acondicionada para garantizar las mejores condiciones de conservación de la obra.
Sin embargo, lejos de esta vida palaciega lujosa y refinada, la fortaleza sirve también de lugar de encierro durante siete siglos. En 1661 se encierra aquí a Fouquet, detenido en Nantes por d’Artagnan; en la primera mitad del siglo XIX, el castillo funciona como cárcel departamental para presos comunes y enfermos mentales.
La fortaleza sirve de acuartelamiento hasta mitad del siglo XX. La marcha del ejército en 1947 permite su apertura al público y la devolución a sus paredes del tapiz del Apocalipsis que el rey René había legado a la catedral de Angers.
El recinto alberga unos excepcionales jardines de gran diversidad: el jardín regular plantado con bojes y tejos, la viña, el huerto, la rosaleda, el jardín de hortensias de la residencia real, el jardín suspendido y sus plantas medicinales, tintóreas o representadas en el tapiz del Apocalipsis…
El castillo de Angers es por lo tanto un lugar muy rico, lleno de vestigios arqueológicos, una fortaleza real, edificios ducales de finales de la Edad Media y el tapiz del Apocalipsis, obra mayor de la tapicería medieval por sus dimensiones, su antigüedad y su técnica.